¿Cuántas veces te has sentido culpable por pedirte postre tú sólo mientras los demás te miran raro? Siempre nos han dicho que los dulces se deben de tomar con moderación y es algo que resuena en nuestras conciencias cada vez que le damos un mordisqueo a nuestro dulce favorito.
Realmente no se necesita una razón para comer un dulce o un postre, pero muchos piensan en ellos como una recompensa por las cosas bien hechas, o solamente en ciertas fechas del año.
Razones por las que deberías comer un postre
Para los amantes de los postres, sin embargo, no importa cuál sea la ocasión o el momento del año. Tratamos de alimentar el alma con una comida que nos hace sentir en el cielo.
Si eres una de esas personas «saludables» que en el fondo te mueres por comer una tableta de chocolate o una tarta de fresas, pero te sientes culpable ante la mera confesión de tus antojos, tenemos buenas noticias para ti.
Comer postre no significa que no tengas ningún control sobre ti mismo. Sólo significa que sabes lo que quieres (que a veces es sólo un arándano del pastel de queso) y que haces lo que necesitas para calmar ese antojo.
Así que aquí hay más razones para dejar la lógica en un segundo plano y saborear tu postre:
Te hace ponerte de buen humor
Seguro que te has comido una caja entera de bombones o de pasteles cuando has tenido un mal día para poder sentirte un poco mejor. ¿Por qué? Porque nada hay que te proporcione más placer que tu dulce favorito. Y este sentimiento es vital para tu bienestar.
Y a largo plazo, negarnos constantemente a darnos estos placeres, puede llegar a hacernos sentir mal, y también puede hacernos resentidos con los humanos, sobre todo la gente como yo, para quien el postre es un verdadero placer. La idea de la felicidad es obtener placer de las cosas sencillas, como de comer tus dulces favoritos.
Es un buen desayuno
Lo creas o no, comer el postre en el desayuno en realidad puede ayudarte a perder peso. Los investigadores del Centro Médico Wolfson de la Universidad de Tel Aviv han afirmado que el consumo de dulces en el desayuno, puede ayudar a las personas obesas (no diabéticas) a reducir su peso.
El estudio se llevó a cabo en cerca de 200 adultos obesos. La mitad de ellos comieron un desayuno de 600 calorías que incluía un trozo de pastel o galletas, mientras que la otra mitad desayunaban una comida rica en proteínas de 300 calorías, con claras de huevo, atún, queso y leche.
Cuatro meses más tarde, ambos grupos habían perdido alrededor de 13 kilos por persona. Pero en los siguientes 4 meses, se descubrió que el grupo que había desayunado proteína, había recuperado caso 9 kilos, mientras que el otro grupo continuó perdiendo peso.
Los investigadores atribuyen esto a que no tenían antojos, lo que hizo que los sujetos no tuviesen hambre durante todo el día. Así que la próxima vez que tu madre te hable de un desayuno saludable, dile que el postre es un buen desayuno.
Unos bocados es todo lo que necesitas
Seguramente no te comes toda la tarta de cumpleaños tu sólo. Te partes un trozo y compartes lo demás. No tienes que comer toda la tarta para disfrutar de su sabor.
Reduce la presión arterial
El chocolate negro también reduce la presión arterial, aunque sólo un poco. Una tableta de chocolate negro nunca te ha parecido más atractiva ¿verdad?
Aprendes a compartir
Estás a dieta, pero parece que no puedes controlar tu deseo por un tiramisú. Bueno, no tienes por qué privarte de él. Simplemente compártelo con tu padre, tu pareja, tu amigo, o incluso un colega.
De esta manera no te perderás el postre y reducirás las calorías a la mitad. Además, le caerás mejor a la persona con quién lo compartas.
CONCLUSIÓN
No sólo te puede estar más sano, sino que también te hace feliz y una mejor persona. No hay ninguna razón para resistirse a esos helados, pasteles y postres.